El mes pasado a la activista del CID Melisa Céspedes Prado los esbirros la agredieron y le rompieron la boca. Su marido Iván Fernández Moyafue condenado a ocho años de prisión y se encuentra en la cárcel provisional de Holguín.
A su hija de once años de edad, Beatriz Hernández, se le está cayendo el pelo porque un agente de la inseguridad del estado visita con frecuencia el Semi Internado de Velazco, para anunciar que muy pronto una niña va a ser arrestada y enviada a la cárcel de menores.
Hoy Domingo de Ramos ha sido un día de calvario para ella. Melisa salía hacia la Iglesia en Holguín con la dama de blanco Bertha Guerrero Segura cuando fueron detenidas por el agente Rafael Chama Chama quien las amenazó violentamente. En un auto fueron trasladadas a la unidad tres de policía. Allí dejaron a su compañera.
A Melisa le dieron el tratamiento especial de llevarla a la inseguridad del estado. De allí la pasaron a otro automóvil con dos policías que la trataron de intimidar durante todo el viaje a Velazco. “Me amenazaron y me ofrecieron dinero, yo les dije que no estoy en la oposición por interés”.
A cinco kilómetros de Velazco la esperaba el esbirro Juan Carlos Espinoza que la estuvo amenazando lo que faltaba del trayecto. “Estaba tan agresivo que tuve miedo de que me mataran y me tiraran por cualquier parte, esa es la verdad”.
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A su hija de once años de edad, Beatriz Hernández, se le está cayendo el pelo porque un agente de la inseguridad del estado visita con frecuencia el Semi Internado de Velazco, para anunciar que muy pronto una niña va a ser arrestada y enviada a la cárcel de menores.
Hoy Domingo de Ramos ha sido un día de calvario para ella. Melisa salía hacia la Iglesia en Holguín con la dama de blanco Bertha Guerrero Segura cuando fueron detenidas por el agente Rafael Chama Chama quien las amenazó violentamente. En un auto fueron trasladadas a la unidad tres de policía. Allí dejaron a su compañera.
A Melisa le dieron el tratamiento especial de llevarla a la inseguridad del estado. De allí la pasaron a otro automóvil con dos policías que la trataron de intimidar durante todo el viaje a Velazco. “Me amenazaron y me ofrecieron dinero, yo les dije que no estoy en la oposición por interés”.
A cinco kilómetros de Velazco la esperaba el esbirro Juan Carlos Espinoza que la estuvo amenazando lo que faltaba del trayecto. “Estaba tan agresivo que tuve miedo de que me mataran y me tiraran por cualquier parte, esa es la verdad”.
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