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Mi libertad o hasta la muerte en huelga de hambre y con mi último aliento gritaré como Huber Matos: ¡La lucha continúa!


Vladimir con una copia de La Nueva República

Me llamo Vladimir Moreras Bacallao soy sindicalista y agradezco a todos mis hermanos de lucha del Partido Cuba Independiente y Democrático (CID) dentro y fuera de la Isla por todo el apoyo que me dieron. 

El día 3 de septiembre del año 2013 fui conducido a la prisión provincial de Guamajal a cumplir una injusta sanción de  ocho años de privación de libertad impuesta por el tribunal provincial de Villa Clara.  Los hechos se remontan al 14 de febrero de 2013 cuando me encontraba comiendo en la casa de Jorge Ramírez  Calderón, Delegado  del CID en Sancti Spíritus, con su esposa e hija. 

En esas circunstancias una turba escenificó un acto de repudio.  Jorge fue herido con un cuchi-llo y su esposa perdió un diente, a mí me arrestaron por tratar de defenderlos sin haber actuado con violencia.  Mi detención, la farsa de juicio y la condena se llevaron a cabo bajo las órdenes de la inseguridad del estado que son los encargados de manipular y ejecutar los trabajos sucios de la dictadura.  

Cansado de tanta indignación decidí tomar la difícil solución de comenzar una huelga de hambre la cual inicié el 14 de junio del presente año en el destacamento 8 de la prisión de Guamajal.  Por mi posición los guardias del reclusorio, actuando bajo las órdenes del verdugo Yunier Monteagudo, un asesino y jefe de uno de los grupos de enfrentamiento encargados de reprimir a los opositores de la dictadura fui llevado a la famosa celda tapeada lugar en el que permanecí hasta que comenzó la pérdida de peso y el deterioro de mi salud.  

Entonces el día 2 de septiembre fui trasladado al hospitalito de la prisión tras un pre infarto.  Para salvar su responsabilidad decidieron remitirme al hospital provincial de Santa Clara Arnaldo Miliam Castro.   Al llegar a urgencia fui internado en la sala de terapia intermedia.  Los médicos certificaron que ya mi vida no era compatible con la prisión fue entonces que decidí deponer la huelga el 27 de septiembre.  

En la prisión me torturaron, aguanté golpes me amenazaron pero nunca claudiqué ni un tantito así porque nada de eso puede con la dignidad de un hombre que lucha por su libertad.  Hermanos quiero que sepan que pueden contar conmigo incondicionalmente.  Un fuerte abrazo para todos. 

 LA LUCHA CONTINÚA


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